Clave para entender al Papa

Cercana ya la visita del Papa a nuestro país, recogemos un artículo de Mons. Francisco Ugarte, Vicario del Opus Dei en México, publicado en el periódico Reforma.

Mucha gente se pregunta a qué se debe la gran aceptación y el reconocimiento que, entre personas y ambientes diversos, ha tenido desde su elección el Papa Francisco. De manera especial llama la atención este fenómeno en aquellos alejados de la Iglesia católica, pertenezcan a ella o no. Resulta oportuno intentar una respuesta cuando su viaje a nuestro País está ya muy cercano.

La clave pareciera radicar en que ha elegido fundamentar y enfocar toda su actividad desde la perspectiva del amor. ¿Y en qué consiste este amor que parece traer tan buenos efectos? En Francisco, se trata de un amor que originalmente sale del corazón y, posteriormente, es secundado por la voluntad; es decir, comienza como un sentimiento -por ejemplo, experimentar compasión por el que sufre- reforzado después por una decisión que se traduce en obras -acompañarlo en su dolor o ayudarlo a resolver su problema-. La palabra predilecta del papa para expresar el amor es misericordia, que frecuentemente se acompaña de compasión, ternura, perdón y solidaridad. Pero si bien Francisco habla habitualmente en estos términos, su capacidad de comunicación radica principalmente en el lenguaje de los hechos y en sus gestos. Lo mismo abraza a un minusválido, que lava los pies a unos feligreses, visita y convive con los presos, come con un grupo de indigentes, manda instalar unos baños en el Vaticano para las personas sin hogar o acoge en casa propia a los migrantes.

El enfoque es, por tanto, muy humano: toca las fibras íntimas de cualquier persona, y esto explica la gran aceptación de Francisco en amplios sectores. Sin embargo, aunque resulte menos visible, la raíz del amor que el Papa vive y promueve está en Dios. "Él revela su amor - ha escrito el papa-, que es como el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por el propio hijo". Y añade que "se trata realmente de un amor 'visceral'. Proviene desde lo más íntimo como un sentimiento profundo, natural, hecho de ternura y compasión, de indulgencia y de perdón". Francisco presenta como punto de referencia y modelo a Jesucristo, quien con su palabra, "con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios, para que sea posible asumirla como propio estilo de vida".

¿Es compatible tener la misericordia como mensaje central del pontificado, con la exigencia que corresponde a quien ejerce tan alta responsabilidad dentro de la Iglesia? Francisco las ha hecho compatibles, especialmente al hablar con fuerza y actuar con energía en temas como la pederastia, corrupción, violencia, las injusticias sociales y económicas, la marginación y el descarte, el maltrato de la naturaleza. Esta forma de proceder no parece haberle restado aceptación, sino al contrario: la gente lo ha percibido de manera positiva, al tratarse de asuntos en que el consenso general está en contra, pero que requieren de valentía para enfrentarlos.

Cabe decir también que el Papa no ha querido centrar hasta ahora su pontificado en cuestiones doctrinales, para destacar lo que le parece prioritario -el mensaje central del cristianismo, que es el amor-, aunque no ha dejado de advertir que las respuestas a esas cuestiones están ya recogidas en el "Catecismo de la Iglesia Católica", y en el magisterio de sus predecesores.

Dentro de pocos días, los mexicanos tendremos la oportunidad de ver y escuchar al Papa Francisco en nuestro País, y podremos confirmar en qué medida la clave del amor misericordioso -especialmente hacia los más necesitados- ayuda a comprender sus actitudes y enseñanzas.

El autor es Doctor en Filosofía y Vicario del Opus Dei en México.

Mons. Francisco Ugarte

Reforma