Historias mexicanas de la beatificación: “Thank you, don Álvaro”

Diana, de Chihuahua, considera que su viaje a la beatificación fue un regalo de Dios. La conmovió la universalidad de la Obra y ver a hombres rezando el Rosario.

Para mí este viaje fue un regalo porque las cosas estaban un poco complicadas con mi familia. Tengo un hermano mayor que se encuentra delicado de salud. En junio, mi hermano mi mamá y yo habíamos programado un viaje a Europa para asistir a la boda de unos amigos de la familia, pero unas semanas antes del viaje mi hermano se puso muy delicado y lo tuvimos que internar en el hospital. Cancelamos los boletos de avión y suspendimos todo el plan. El viaje de la beatificación ya estaba también en proceso y no sabíamos si íbamos a poder asistir o no. Pero las cosas poco a poco se fueron acomodando para que mi mamá y yo pudiéramos ir.

Me impresionó la cantidad de gente que iba de todas partes del mundo exclusivamente a la beatificación de don Álvaro. El primer día asistimos a la Sta. Misa a una iglesia encomendada a los sacerdotes del Opus Dei, y me llamó mucho la atención que todo lo que yo conocía y sabía que hacían en la Obra aquí en Chihuahua, era exactamente lo mismo que realizaban todas las personas que estaban ahí, de Sudáfrica, de Kenia, de Estados Unidos, de Japón, de donde fueran, Para mi fue impactante ver cómo san Josemaría logró transmitir a todo el mundo aquello que Dios le hizo ver. En otras palabras, me emocionó ver que mucho de lo que yo conozco de México es aplicado en todo el mundo.

En la Beatificación, la fidelidad y el amor a la Obra se podía ver en la gente. Mientras íbamos caminando a nuestra sección para acomodarnos, nos cruzamos con unas africanas elegantemente vestidas con sus trajes típicos, y una de ellas gritaba con un sonrisa: "Thank you, don Álvaro; thank you, don Álvaro". Su felicidad y agradecimiento por estar en la beatificación eran muy notorios.

También me llamó la atención ver que muchos hombres rezaban el Rosario mientras esperábamos a que diera inicio la misa de acción de gracias. Creo que es más común ver a mujeres practicando esta devoción mariana. Esto me recordó mucho a mi padre, que siempre dio una importancia fundamental al rezo del Santo Rosario. Mi corazón se llenó de alegría al ver a otros hombres rezando.

Todo esto me hizo reafirmar lo que quiero para mi vida. Y quiero que Dios esté en ella, que sea el centro de mi vida. Y que independientemente de mis planes, mis estudios, mi familia, mi trabajo, yo logre poco a poco irme acercando más a Él como todas las personas que estaban en la beatificación.