Más que conseguir un hospital

Hace casi tres meses mi papá fue atropellado por un automóvil. Sufrió severas lesiones cerebrales y estuvo inconsciente y en peligro de muerte por casi veinte días.

En el hospital a donde lo llevaron, no había lugar en la sala de cuidados intensivos. Con el apoyo de un sacerdote amigo, le rezamos mucho al Doctor Cofiño para que le encontraran un espacio aunque fuera en otro hospital. En menos de cinco días se encontró un hospital donde sí había espacio para él. Estuvo allí menos de un día y, a partir de entonces, ha ido mejorando progresivamente. Desde el inicio de su convalecencia lo he encomendado mucho al Doctor y ahora está en rehabilitación mental y del habla. Ya empieza a caminar.

Junto a esto, mi familia y yo hemos recibido muchísimas gracias espirituales: tranquilidad, serenidad, oportunidades de rezar frente a un Sagrario cercano, gente buena que nos ha ayudado y médicos o enfermeras conocidos que no sabíamos que trabajaban en aquellos hospitales.

Todo ello nos ha permitido ir descubriendo el sentido del dolor y contemplar a Cristo sufriente en los débiles y enfermos. Por todo le estoy muy agradecido a Dios y al Doctor Cofiño porque siempre me escucha. Me gustaría que el ejemplo de su vida y el poder de su intercesión alcanzaran niveles de universalidad.

R.E.G.R.