San Josemaría Escrivá de Balaguer en México

Hace 45 años, el 16 de mayo de 1970, san Josemaría inició una novena a la Virgen. Había llegado a México el día anterior. "He venido a ver a la Virgen de Guadalupe, y de paso a veros a vosotros", anunció a sus hijos en los primeros saludos.

El 15 de mayo, de madrugada, san Josemaría llegó a la Ciudad de México. “He venido a ver a la Virgen de Guadalupe, y de paso a veros a vosotros", anunció a los miembros del Opus Dei. Al día siguiente, 16 de mayo, sin esperar siquiera a aclimatarse al cambio de altura y horario, fue a la Basílica y comenzó su novena que duró hasta el día 24.

El primer día permaneció arrodillado en el presbiterio, durante más de hora y media. Con la mirada fija en el cuadro de la Virgen de Guadalupe, elevó una oración intensísima a Nuestra Madre, en la que con toda confianza le decía: “Monstra te esse Matrem! Muestra que eres Madre (...) Si un hijo pequeño le pidiera esto a su madre, es seguro que no habría madre que no se conmoviera (...) Escúchanos: ¡yo sé que lo harás!".

Una promesa cumplida

El ingeniero Adrián Galván recuerda claramente el año 1970 cuando – con el beato Álvaro del Portillo, don Javier Echevarría, don Pedro Casciaro y Alberto Pacheco– acompañó a san Josemaría en su romería a la Basílica de Guadalupe.

En esa romería en México, san Josemaría rezó intensamente por la Iglesia y por la solución jurídica del Opus Dei y le prometió a la Virgen que, si se resolvía esa cuestión, le haría un mosaico en el Santuario de Torreciudad aunque, rectificando de inmediato, le dijo a la Guadalupana que de todas maneras le haría ese mosaico y que una vez terminado, irían –él y los que le acompañaban en la romería– a darle gracias.

San Josemaría falleció en 1975 y por lo tanto fue don Álvaro del Portillo, su sucesor en el gobierno del Opus Dei, quien el 28 de junio de 1977 cumplió esa promesa.

Adrián Galván recuerda paso a paso la promesa cumplida: “Tuve la suerte de acompañar a san Josemaría en su romería a la Basílica de Guadalupe en 1970. Fueron días en que le abría su corazón a la Virgen y le pedía por la Iglesia y por la Obra. El 20 de mayo le dijo a la Guadalupana: 'Este es el propósito: un mosaico en Torreciudad, ¡un buen mosaico!, para que dure perenne a través de los siglos. Si me escuchas, yo le daré el primer beso a ese mosaico. Estaremos presentes, en acción de gracias, los cinco que ahora rezamos aquí. Pero ahora me doy cuenta, ha sido un primer impulso del fuego de mi amor. Madre: no pongo condición ninguna, la imagen estará allí'.

"En ese momento estábamos seis en la Villa, y como yo era el más joven, pensé que no iría. Pero para 1977 san Josemaría ya había “resuelto" mi preocupación: él estaría presente desde el cielo y yo físicamente en Torreciudad.

Mosaico de la Virgen de Guadalupe, Santuario de Torreciudad

"Recuerdo que llegamos unos días antes a Torreciudad y sólo esperábamos la llegada de don Álvaro del Portillo. El 28 de junio de 1977 nos avisaron que era el momento de cumplir la promesa. El Padre –así le llamamos cariñosamente los fieles del Opus Dei al Prelado, en este caso don Álvaro– nos saludó con mucho cariño e inmediatamente pasamos a la capilla de Guadalupe, en el Santuario. Ahí, don Javier Echevarría leyó las palabras pronunciadas por san Josemaría el 20 de mayo de 1970, donde le hacía la promesa que ese día cumplíamos. También don Álvaro saludó a la Virgen con gran cariño. En seguida, uno a uno pasamos a besar el mosaico. De los cinco, yo fui el último en hacerlo.

Y desde entonces, ese mosaico de la Virgen de Guadalupe recibe a los peregrinos que acuden a Torreciudad.

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