Think Clearly, Love Wisely

Andrew Mullins, de Sydney, está firmemente convencido de la importancia que tiene el aprender las virtudes desde temprana edad para vivir una vida feliz y explica que en la formación de los hijos el ejemplo de los padres es crucial.

¿Qué deben hacer los padres para ayudar a sus hijos a ser felices?

El Papa Francisco habla insistentemente sobre la alegría que representa nuestra fe en nuestras vidas. Y pienso que probablemente no hay nada más fuerte que el testimonio de las familias que están siendo exitosas no solamente porque son felices ellas mismas, sino por constituir una auténtica fuente de amor en la sociedad.

Una idea que me parece poderosa es que el ejemplo emocional de los padres es muy importante en la vida de los hijos. Los niños aprenden las habilidades básicas del manejo de emociones viendo a sus padres. Y sólo se puede pensar con claridad y amar sabiamente si podemos gestionar nuestras emociones. Cada vez aprendemos más sobre cómo los niños imitan a sus padres, y lo hacen de manera automática desde los primeros momentos de su vida a través de mecanismos magníficamente afinados. Sabemos más de esto ahora que incluso hace diez años. Entonces pienso que la ciencia nos da elementos que podemos poner al servicio de la familia.

A veces uno lee material que parece sugerir que la mejor etapa para aprender a tener autocontrol es cuando el niño empieza a convertirse en adolescente, y pienso que esto es ridículo: ya sea si regresas a Aristóteles o si ves la ciencia hoy, el principio es el mismo: las habilidades de control emocional deben aprenderse desde muy temprano. Aristóteles dice que si los hijos pueden obedecer a los padres, entonces después podrán obedecer a su propia razón. Pero sólo pueden hacerlo si tienen las habilidades básicas del manejo de emociones, fortaleza y templanza.

¿Qué significa amar sabiamente?

Tenemos una vida emocional y una vida intelectual, y deben estar perfectamente integradas. Si no amamos sabiamente, entonces nuestras decisiones simplemente estarán basadas en nuestros deseos emocionales, que pueden o no estar bien elegidos. Tenemos que hacer elecciones partiendo de la realidad, de la verdad de las cosas. Y sólo lo niños que son criados para pensar con claridad y con fuertes convicciones de fe y buen sentido pueden amar sabiamente.

Pienso que las dos grandes tareas de los padres son ayudar a sus hijos a desarrollar convicciones de fe, pero también a tener éxito en la toma de decisiones afectivas, en términos de relaciones. Si no entran en relaciones amorosas permanentes con otras personas o con Dios, o ambos, entonces, en cierto modo, la paternidad les ha fallado, lo que es una tragedia.

¿Cómo pueden ayudar los colegios para que los padres eduquen hijos con carácter?

Ahora hay muchos colegios en todo el mundo que hace todo lo posible o que tienen estructuras con las que pueden ayudar a los padres. En las escuelas en las que he trabajado en Sydney durante los últimos treinta años es muy bonito ver cómo la inspiración original de san Josemaría, que era alentar a las escuelas a trabajar estrechamente con los padres, está apoyada por documentos de la Iglesia. Y también es hermoso ver cómo esas estructuras han florecido a lo largo de varias décadas. Y también están los programas de educación de los padres, programas para mantener en circulación la sabiduría colectiva de las familias en la escuela… Creo que es muy importante que recordemos que estamos para apoyar a los padres porque ellos tienen el derecho de ser la influencia decisiva en las vidas de sus hijos, y la escuela puede hacer todo lo que este a su alcance para ayudarlos.

¿Cómo ha influido el mensaje del Opus Dei en tu trabajo a favor de la familia?

Recuerdo que, al inicio de mi carrera, cuando trabajaba en colegios que no habían sido inspirados por san Josemaría, siempre quería hacer más por ayudar a los estudiantes, pero no había estructuras al interior de la escuela para hacerlo: tenía que usar el tiempo de descanso o hacer lo posible por hablar cinco minutos con los padres una vez al año. San Josemaría prestó al mundo un servicio muy importante al inspirar a tantas escuelas que tienen estructuras eficientes para apoyar a los padres.

Se podría decir que la gran inspiración de san Josemaría es el mensaje de integrar la fe en la vida de familia, en el trabajo. Yo creo que cualquier persona que ha llegado a las escuelas en las que he trabajado ha encontrado inspiración en esto: saber que ahí puedes tener un gran impacto en la vida de los niños, no sólo en sus conocimientos de matemáticas o de inglés.