Un consejo de los Poole: ¡abrazos!

Pablo y Patricia, supernumerarios casados desde hace 23 años y padres de 10 hijos, han aprendido que el matrimonio es un camino de perfeccionamiento y que para recorrerlo es indispensable una dosis permanente de alegría y humildad.

¿Qué es el matrimonio?

Patricia: Comunidad de vida y amor. Uno con una para siempre. Es importante que esto se entienda bien porque las personas encuentran la felicidad en ese esfuerzo. Y con la apertura a la vida, con la proyección al futuro, pues todo tiene sentido: aprender a querer más. Y los hijos enseñan mucho.

Pablo: Sí, yo creo que es donde la persona se perfecciona y consigue alcanzar su plenitud a través del amor. Y eso es importante porque significa llevar la felicidad al mundo en el que vives.

Patricia: Y conste que nosotros no somos un matrimonio tan joven; acabamos de cumplir 23 años de casados, pero estamos convencidos de que hemos aprendido poco y que hay que aprender todavía mucho más. Queda mucho por saber, aprender a hacer las cosas mejor, comprender mejor a los hijos, a los demás…

¿Cuál es el secreto del amor matrimonial?

Pablo: Yo creo que es la humildad, y volver a empezar cada día.

Patricia: Y la alegría, el comunicarse, entenderse, estar juntos, invertir tiempo, tener planes de futuro. Y también comprenderse y perdonarse.

¿Cómo hacer para mantener el amor siempre joven?

Pablo: Empezando cada vez.

Patricia: Pero también queriéndolo compartir, dándose muchas oportunidades. Y hay que tener siempre la esperanza de que se pueda hacer mejor.

Pablo: Hay que tener mucho sentido del humor y disfrutar de las cosas pequeñas.

Patricia: Salir de uno mismo, entregarse a los demás, ver a otros matrimonios, pasarla bien, hacer deporte. Tampoco es que todo se agote en una sola familia, sino que esa expansión con más familias te da mucha más alegría y te permite tener un contraste.

Pablo: ¡Los hijos rejuvenecen muchísimo! Te ayudan a mantenerte joven.

¿Qué acciones concretas llevan a cabo para que su hogar sea, en palabras de san Josemaría, “luminoso y alegre”?

Patricia: Tenemos una gran lucha con el orden, los horarios… Es decir, no es tan fácil. ¿Qué hacemos? Ser un poco dinámicos, celebrar mucho las cosas. Como tenemos 10 hijos, estamos llenos de santos, cumpleaños, eventos, aniversarios. Y cuidar mucho a nuestra propia familia, no solo a los hijos, sino también a los abuelos y a otras personas cercanas.

Pablo: ¡Nos abrazamos mucho! Abrazos hay también para los niños, por la mañana, o cuando hacemos las paces…

Patricia: O sin motivo. Porque el abrazo quita todas las barreras

¿Qué consejo darían a los jóvenes que tienen miedo a comprometerse al matrimonio?

Patricia: Pues hacerles ver que esa es la única manera de ser feliz: compromiso diario y compromiso a futuro. En el matrimonio entregas todos tu ideales, todos tus miedos, todos tus sueños a una persona pero además construyes con ella el ámbito ideal para que los hijos se desarrollen.

Pablo: No hay que dar por supuesto los detalles del día a día, hay que valorar las cosas pequeñas y disfrutarlas mucho. Sin miedo, porque eso es la felicidad.

Patricia: En esa honestidad, esa lealtad, esa fidelidad, normales, día tras día, es donde uno encuentra la plenitud, la realización, la tranquilidad, la paz. Pero también les diría que nadie es perfecto y llegan ocasiones en las que hay que pedir ayuda para fortalecer ese compromiso.