Buscando el lado humano de la medicina (Parte II)

Inicialmente el proyecto se llamó “Clínica Médica Popular”, dado el servicio abierto a la comunidad con un costo simbólico, incluidos los medicamentos; después se modificó por “Unidad Médica”

La pieza que faltaba

Ya desde los inicios de la nueva etapa de la Ciudad de los Niños se hicieron muchos esfuerzos para atender médicamente a los pequeños. Se llevaba un expediente de cada uno (alrededor de mil), y se hacían exámenes médicos con cierta regularidad, para lo que se acondicionaba una oficina. La oportunidad de contar con un mejor consultorio llegó a fines de 1998, cuando un donador –que deseaba permanecer en el anonimato- quiso proporcionar los medios económicos para la construcción y equipamiento de un dispensario médico gratuito para personas de escasos recursos. Se puso en contacto con los directivos de la Ciudad de los Niños, y de acuerdo con ellos determinó la construcción de una unidad médica que contemplaría cinco consultorios, sala de espera, oficina, farmacia y recepción.

Formando el equipo

Junto con la construcción de la Unidad Médica, la Ciudad de los Niños se dio a la tarea de formar un cuerpo de médicos especialistas dispuestos a colaborar en el proyecto. El primero en llegar fue el Dr. Felipe Barbosa, médico familiar, quien se encargó de coordinar el funcionamiento del dispensario en su primera etapa. Luego se incorporó el Dr. Luis Carlos Menéndez, endocrinólogo, a quien se asignaron pacientes de Medicina Familiar. Ahora es el director de la Unidad Médica.

“El tiempo –comenta el Dr. Menéndez- nos urgía a buscar más colaboradores para dar una salida adecuada a cada paciente: en algunos casos bastaba un medicamento que tuviésemos en la farmacia (surtida a base donativos de colegas y muestras médicas gratuitas); en otros casos, los canalizábamos hacia una atención especializada con alguno de los médicos que con generosidad nos ayudaban en sus propios consultorios”.

Inicialmente el proyecto se llamó “Clínica Médica Popular”, dado el servicio abierto a la comunidad con un costo simbólico, incluidos los medicamentos; después se modificó por “Unidad Médica”, a sugerencia del odontólogo Dr. Alfredo Campuzano.

Una pediatra, la Dra. Teresa Careaga, el Dr. Ernesto Garza, ginecólogo, un recepcionista, una enfermera encargada de la farmacia y una trabajadora social completaron el equipo de la Unidad Médica Centenario, cuya labor comenzó formalmente el 5 de marzo de 2001.

Un servicio gratificante

“Si me fuera concedido un deseo, pediría que todas las ciudades de mi México querido, que todas las ciudades del mundo, fueran ciudades de los niños”. Así se expresaba la Sra. Ángela Stelzer de Canales, esposa del anterior Gobernador del Estado, al inaugurar las instalaciones de la Unidad Médica, en el marco del 50 aniversario de la ciudad de los Niños de Monterrey.

“El hecho de dedicar este proyecto asistencial a san Josemaría –comenta el Dr. Menéndez- es un merecido homenaje a su persona y una declaración de principios del propósito con el que estamos llevándolo a cabo: volver a humanizar la medicina; tratar a cada paciente con la atención y delicadeza que pondríamos en un pariente, en un amigo; ver, en definitiva, en cada uno –como solía decir el fundador del Opus Dei- al mismo Cristo”.

Testimonios en este sentido se pueden encontrar con frecuencia en los consultorios de la Unidad Médica Centenario. Desde un empleado de una empresa de refrescos que se hirió gravemente en una pierna al chocar contra una puerta de vidrio, hasta una chica, alumna de la Ciudad de los Niños, a quien le fue diagnosticado un principio de epilepsia, con suficiente antelación para un tratamiento preventivo. Otro paciente, ahora controla satisfactoriamente una púrpura trombocitopénica (trastornos de la coagulación).

“Durante cuatro años –nos cuenta la Sra. Consuelo Jiménez- mi esposo y yo sufríamos al ver a nuestro hijo con una tos tremenda. Varias veces el problema se extendía a los oídos, hasta reventar el tímpano. Aunque tengo seguro social, los médicos no daban con la solución. Hasta que acudí a la pediatra de la ciudad de los Niños, que nos trató muy bien, y le diagnosticó una alergia. Nos sugirió un tratamiento, y no sólo se ha curado casi totalmente, sino que ahora nuestro hijo es otro: juega con todos los demás, ha perdido la timidez y encogimiento que tenía por su enfermedad, y está feliz”.

Un panorama inmenso

Son 24 las colonias de escasos recursos en las que se realiza promoción para traer más pacientes a la Unidad Médica, a base de distribución de “hojas volantes” y de altavoz publicitario.

“Lo hacemos con mucho gusto –dice Claudia Rodríguez, trabajadora social- y la gente lo agradece enormemente. Cuando visito sus casas me doy cuenta de que sus condiciones de vida (escasez de agua y alimentos, pisos de tierra, falta de un ambiente higiénico) no son nada propicias para su salud. Por eso tratamos de ayudarles también a mejorar sus hábitos de higiene.

Además de procurar restablecer la salud, la Unidad Médica Centenario cumple una misión preventiva. Cada semestre desarrolla, por ejemplo, campañas para la detección oportuna de algunos tipos de cáncer.

“Es un trabajo ingente –comenta el Dr. Menéndez-, y estamos apenas en los comienzos de esta labor asistencial. Queremos que la Unidad Médica Centenario llegue a convertirse un día en un hospital, y de los mejores del país. Soñad y os quedaréis cortos, decía san Josemaría Escrivá. Contando con su ayuda, y la de los colaboradores de la Ciudad de los Niños, tenemos la confianza de que este ideal nos quede corto en no mucho tiempo”.

Alejandro Delgado Garza