Viajar para ayudar

El papa Francisco, cuando todavía era cardenal Jorge Bergoglio, inició el proyecto de construir una iglesia en Argentina dedicada al santo mexicano, san Juan Diego, quien es considerado el patrono de los floristas.

Viajar para ayudar

Gabriel iba a Argentina a dar una conferencia de bioética. Al enterarse de esta iniciativa, él y su esposa, Josefina, decidieron ir a visitar la Iglesia, que en esa entonces aún no era inaugurada. La iglesia iba estar encomendada a san Juan Diego por lo que se les ocurrió comprar unas estampas y una réplica tamaño real de la Virgen de Guadalupe para regalarlas en el templo.

Josefina cuenta que Gabriel llevaba la imagen tamaño real de la Virgen María; para el traslado la colocó en un tubo donde los arquitectos guardan los planos. La azafata del avión le preguntó qué era lo que llevaba en el tubo y él respondió que era una imagen de la Virgen de Guadalupe. Y le dijo: «La Virgen viaja en la cabina, por ser una pasajera especial».

«La Virgen viaja en la cabina, por ser una pasajera especial».

Cuando llegaron a Argentina, encontraron que la iglesia era un cuartito y en el altar había una imagen de la Virgen de Guadalupe de lona, decolorada y muy gastada. Y había un bulto pequeño de san Juan Diego; la Iglesia apenas estaba en construcción.

Afortunadamente, llevaban varias imágenes de la Virgen de Guadalupe, unas pequeñas y otra de tamaño natural, la cual fue “tocada” en la tilma que reposa en la Basílica de Guadalupe.

Los vecinos del lugar, Villa Lugano, llegaron para recibirlos. Josefina y su esposo dejaron la imagen de la Virgen en la iglesia. Fue una emoción enorme para la gente. Y más al saber que la réplica del ayate de san Juan Diego había sido “tocada” por el manto de la Virgen. Gabriel y Josefina repartieron las imágenes de la Virgen.

En esta comunidad no había iglesia y cuando se empezó a construir el templo se pensó en san Juan Diego por su vinculación con la Virgen de Guadalupe, patrona de América.

El Papa Francisco le dijo al párroco de la capilla, el padre Federico Trapaglia, que cuando se terminara de construir el templo dedicado a san Juan Diego quería que el arzobispo de la arquidiócesis primada de México, en ese momento, don Norberto Rivera, lo inaugurara, por lo que le dio una carta y lo encomienda para que fuera a México a darle la noticia.

El padre Trapaglia se puso en contacto con Gabriel para avisarle que iba a ir a México a llevarle la carta a monseñor Norberto, pero que no tenía los recursos para viajar de Argentina a México y que quería conocer al rector de la Basílica de Guadalupe.

Gabriel se movió entre sus contactos del trabajo para dar a conocer esta bonita iniciativa de la Iglesia de san Juan Diego. Algunos empresarios ayudaron con donativos para juntar el dinero y poder ayudar al padre a venir a México.

Bulto de San Juan Diego de México para Argentina

Cuando Josefina y Gabriel visitaron por primera vez la Iglesia vieron una escultura poco estética del santo. Entonces ellos le prometieron al párroco que cuando se consagrara la Iglesia iban a donar una imagen más estética. La mandaron hacer con unas monjas y se inspiraron en el pintor Jorge Sánchez.

El templo se consagró el primero de mayo del 2015 (el día de San José Obrero). La escultura se mandó el lunes previo a la consagración. Se mandó en avión de México a Argentina. Pero el viernes primero de mayo, en la madrugada, aún no llegaba.

Durante la semana Josefina estaba muy mortificada porque no iba a llegar a tiempo para la consagración del templo. Ya para el jueves se unieron en oración para pedir que llegará pronto.

El párroco, preocupado, habló con un contacto para ver si le ayudaban, ya que la escultura estaba detenida en la aduana. A las 3 am del viernes se logró llevar la imagen de San Juan Diego a la Iglesia para su inauguración.

Cuando Josefina vio la imagen, se soltó a llorar de la emoción.

El párroco cubrió la imagen con una réplica de la tilma. Esta escultura está expuesta fuera de la Iglesia. En la pandemia se quiso poner en el exterior para que la gente la pudiera ver y venerar. Cada año la tilma se corta en pequeños trozos, que luego son repartidos entre los fieles; esta es una tradición que también hacen en Argentina con la Virgen de Luján.

«San Juan Diego "era una persona humilde, un indio del pueblo", por eso se convirtió en "mensajero de la Virgen de Guadalupe”.

Este matrimonio tuvo la suerte de estar en audiencia con el papa Francisco y le comentaron de esta labor que realizaron en Argentina, hace algunos años. “A él le gusta lo más sencillo” comenta Josefina de este encuentro con el Papa.

«San Juan Diego "era una persona humilde, un indio del pueblo", por eso se convirtió en "mensajero de la Virgen de Guadalupe”. Sobre Juan Diego se posó la mirada de Dios, que ama hacer maravillas a través de los pequeños. La Virgen escucha nuestros llantos y cura nuestras penas.» Palabras del Papa Francisco en la audiencia general del 23 de agosto de este año.